martes, 29 de julio de 2008

Dia del Negocio

Por estas fechas el índice de frecuencia aparente de los comerciales de juguetes se incrementa exponencialmente, en directa relación con la insistencia de los niños a sus padres de que les compren algo. Y es que luego de cada aviso publicitario sobre juguetes, sale un mensaje que dice RECUERDA, 10 DE AGOSTO, DIA DEL NIÑO.

A mi me daría verguenza hacer una cosa así. Incitar a los enanos a casi exigir ("Cómprame Apocalipsis, o púdrete", para quien se acuerde, de Los Simpsons) a sus padres que se les haga un regalo. No importa si los padres tienen o no situación económica, o si han pedido mas créditos que permiso en las micros. Porque los más chicos no saben de eso. ¿Por que los otros niños les dan cosas y a mi no?

Claro, obviamente, cuando es tu trabajo estas frito. Lo mismo dice el gil que tala los árboles de la selva amazónica, y el que hace la cobranza de los pagos morosos de las compañías. El que caza y el que descuera animales en extinción para hacer ropa, y el que le da latigazos a un niñito asiático para que haga zapatillas Nike más rápido (bueno eso último no estoy seguro, pero lo leí en un mail y en un foro, asi que debe ser verdad). De algo hay que vivir. Y tienen razón. ¿Tendrá solución?

Al final es igual que el día de la madre, el padre, la secretaria, el amigo, los enamorados y tanta cháchara que existe. Ah sí, la Navidad también. Es sólo que la televisión nos conveció de que existe algo llamado espíritu navideño, que tiene algo que ver con ayudar a los que estan peor que uno, y abrazar a la familia mientras una cámara te filma, sonreir para cuando vayan a tomar la foto, y cantar canciones raras mientras cae nieve.

Ok ok, sé que no todos son así. Algunos hacen cosas buenas de verdad (aunque aun creo que es bajo la influencia mediática, asi que un punto a favor para la TV), y aquello se valora. Son pocos los dignos que le dan verdadero sentido a las cosas, ya sea espiritual, religioso, lo que quieran. Y ellos tienen mi más sincero respeto.

Pero los demás, seguimos con la compulsión de comprar para que el otro sonría, y satisfacer nuestro deseo más superficial y a la vez más profundo, que es tener más y mejor. El materialismo materializado en lo material.

Compremos consolas de videojuegos, computadores, perfumes, cremas, adornos inutiles, flores, ropa. Total hay que darle sentido a la existencia y no existe una forma mas universal que el dinero. Y Dios dijo...¡gástenlo!