martes, 3 de noviembre de 2009

Pienso decirlo

Tengo manías derrepente. Paranoias sin sentido. Por ejemplo a veces hablo por MSN Messenger, y al escribir un mensaje, sale el típico "no se pudo enviar el mensaje a los destinatarios". Curiosamente si escribo otra cosa para probar, como el ya célebre "asdf", llega sin problemas. Pero copio y pego la frase que no pude enviar antes, y denuevo no se va.

Entonces digo, con un dejo de humor y otro de superstición, "mejor no diré eso, diré otra cosa; no era mi destino enviar ese mensaje".

Pues me acaba de pasar justamente eso, tratando de postear el siguiente mensaje. Todo lo que sigue es un post que nunca publiqué, y que escribí el 2007. No sé que tiene que ver el primer párrafo con el resto, honestamente ya no me acuerdo. Pero sorprendentemente, aún estoy de acuerdo conmigo mismo.

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Fecha original: 22/12/07

Él siempre dijo que odiaba el color violeta. No soportaba verlo en ropa, flores, ni en el tono que toma el cielo a veces. Todo el mundo sabía que detestaba ese color.
Pero cuando la conoció a ella, todo cambió. Fue el día que se besaron por primera vez: ella vestía color violeta. Esto ocurrió bajo un ciruelo que a la luz del atardecer parecía ser de un tono violeta ligero, y habían unas flores violeta a un costado de la banca que parecían observar ese momento, expectantes.

A veces pienso algo. Si lo pienso, siento deseos de decirlo. Pero si lo digo, debo hacerme responsable por lo dicho. Si no lo digo, y sólo lo pienso, no debo hacerme responsable por haberlo pensado. Sólo me rindo cuentas a mi mismo.

Si lo digo, libero cierta tensión. Pero si luego opino diferente, la responsabilidad de lo dicho (aunque sea una banalidad sin importancia) hace crecer la tensión nuevamente, como si hubiera una cierta "culpa" de lo dicho, como si no fuera legítimo retractarse, cambiar de opinion, o simplemente equivocarse. Tonteras de uno. Pero también me entiendo a mi mismo: algunas personas que me rodean fomentan ese tipo de ideas. De hecho, creo yo hacerlo en los demás tambien... sin intención, claro.

Y es que, en un mundo donde las cosas son tan inestables, puedes decir cosas buenas de algo que mañana sera malo, y cosas malas de algo que mañana será bueno (precisamente porque la bondad es subjetiva). Sin embargo, estamos forzados socialmente a ser absolutos. Si haces algo distinto, serás juzgado acorde con el contexto social y cultural actual, que influirán directamente sobre el juicio de la persona que te observa.
Si sale alguien con un vestido del renacimiento, con esas pelucas blancas tipo "cámara de los lores", todos lo verán raro, aunque tengamos claro que alguna vez fue correcto vestir así, e incluso estuvo de moda. Porque estamos condicionados a vivir en el presente y, aunque no nos guste, a actuar como el resto, y a notar al que no actúe como tal.

Y quien no lo haga, o intente luchar contra ello, está frito, porque verá su mundo desvanecerse poco a poco en una niebla que cubre su realidad y hace borrosos los límites y las fronteras en que lo que creemos y queremos creer. Porque estamos hechos para ser absolutos y no relativos, porque al final las mentes abiertas no existen, sólo existen las "parcialmente abiertas".

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